Random is my second name

Escritos sin sentido, palabras ordenadas que trasmiten mucho o poco, ambiguos... Como yo.


"Él se quisiera llamar José, Juan, Luis, o Mario...Pero se
llama MelneRoi y tiene mucho
frío. Sabe que está solo y lo ha sabido
siempre...Se sabe muchas frases de amor
y veinte poemas... El problema es
que no sabe a quién decírselos. Cada atardecer lo llora y tiene frió"
El Mondadientes
Pavlo Almengor


Hace mucho tiempo en un rincón del planeta, en una tierra lejana, alejada de las estrellas, vivía un joven príncipe...
Hijo del rey Petardo y la reina Esclava, su vida se había desarrollado en el castillo construido bajo el cielo gris de la ciudad sin nombre...
La habitación del príncipe se encontraba en la torre mas alta del castillo, desde donde podía observar la inmensidad de lo que algún día seria su reino y sobre el cual gobernaria, de una forma muy diferente a como lo había hecho su padre, el rey...


Una noche cualquiera, a la hora exacta el joven príncipe decidió salir de su torre y visitar el pueblo, como un ser humano normal...Así que bajó las escaleras...una a una y llegó hasta la puerta principal en donde su carruaje lo esperaba, lo abordo sin dar explicaciones y le dijo al chofer que lo llevara al rió, el chofer sin preguntar ni decir nada, puso en marcha el carruaje.

Al llegar al rió el joven príncipe saco de su bolsa unas cuantas prendas de vestir similares a las que los pobladores de la cuidad sin nombre suelen utilizar, detuvo el carruaje para poder cambiarse de vestimenta tranquilamente y descendió, no sin antes prohibirle al chofer que le diera algún tipo de información al rey y a la reina, aunque el sabia que no iban a preguntar de todas formas. Con una sonrisa en el rostro se despido y le recordó al chofer que todo al final saldría como debía salir.

Lo primero que encontró en su camino fue una letra, simple y bella, la ultima del alfabeto...
Se sentó a conversar con ella y todo cambió, por primera vez vio algo más y diferente que lo atrapó, muchos años pasaron hasta que el príncipe comprendió que nunca iba a poder escribir con esa letra, así que se marchó, aunque en su camino la sigue viendo en los pasillos de la vieja cárcel del pueblo.

Decidido a conocer el pueblo, continuo con su camino disfrutando del paisaje...Hasta que llego a la parte mas fría del reino y donde encontró a un amigo, y aunque suene extraño, debo de aceptarlo, ese amigo era un elfo.
El elfo lo invito a tomar te, y a danzar con el sonido de la ocarina, y de nuevo el príncipe se perdió, pero con el paso del tiempo el elfo tuvo problemas para adaptarse al calor y decidió regresar al invierno, el príncipe solamente sonrió respondiendo con un "yo no danzo" a la ultima pregunta del elfo...
Una noche el elfo regreso, con un puñado de dagas en su boca que escupió sobre el príncipe...El solamente soltó una lágrima, una...frente al espejo.

Con la cabeza en su cuello y su voz en la garganta decidió caminar un poco mas lento, pero el tiempo se desajusto y unos cuantos años se perdieron en ese relato.
Hasta el día que se sentó cansado de andar en una piedra del bosque y una ardilla lo observó, no fue gran cosa y era una ardilla cualquiera, pero el príncipe decidió prestarle atención a la ardilla.
La ardilla sonreía y corría como si el príncipe le hubiera regresado la vida, pero el príncipe estaba cansado y al poco tiempo se harto de la ardilla, así que se despidió de ella y la dejó sola, hasta el día que el escritor del pueblo la encontró y de nuevo la hizo feliz... Pero eso son párrafos de una historia que no pienso escribir.

Después de limpiarse la tierra de las rodillas que le dejo el tiempo con la ardilla, el príncipe decidió correr, tal vez así podría ver y conocer un poco mas sobre su reino, pensó.
Cuando de nuevo le estaba tomando el gusto al camino, decido danzar sobre una fuente pero el príncipe tropezó con una rosa, que le clavo una espina en su mano. El joven tomó un tiempo para respirar y digerir la situación y unos meses después sacó la espina, solo que ya era muy tarde y de por vida el príncipe tendría una marca en su mano izquierda...

Con la vista en el cielo, el príncipe dejó todo atrás y se sentó en una esquina a ver la vida pasar, como dicen para agarrar fuerzas de nuevo.
Solo que esta vez él decidió cantar, una canción nueva, algo diferente para variar un poco la melodía, y aunque fue una canción melancólica, la cantó con sentimiento.
El príncipe llegó a la plaza del pueblo y no dejó de cantar, hasta que los pobladores tomaron su canción y le enseñaron que los acordes y la melodía no se llevaban.
El príncipe dejó entonces de cantar...

Cansado, el joven príncipe (que ya no era tan joven, como cuando comenzó su viaje) decidió volver a su torre. Aunque no recordaba bien el camino logro llegar a la puerta principal del castillo y abrirla con la llave que aun no tiene, de nuevo una a una las gradas las fue subiendo y entro a su habitación, todo estaba como lo había dejado, o como por lo menos lo recordaba...
En la habitación encontró su cofre, en donde guardó los recuerdos de su extraño viaje, y se acostó en su cama a observar el cielo.

Hoy el príncipe no tenia identidad, ni numero pues la reina lo perdió, hoy el príncipe no sueña por que renuncio a su imaginacion y de nuevo se sienta en su ventana a observar el pueblo inmóvil y callado, pacifico y tranquilo.
Hoy el príncipe teme entrar de nuevo al pueblo y por eso no sale de su habitación, de su torre, su ventana es el único contacto que tiene con la libertad , y cree que así, él será feliz...

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Y es que ellos fueron, son y tal vez serán


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