Random is my second name

Escritos sin sentido, palabras ordenadas que trasmiten mucho o poco, ambiguos... Como yo.


Recuento de los días pasados, de las historias inconclusas y de las almas calladas, de aquellas que aun sufren o se aprietan el pecho pidiendo perdón a los infiernos, del que nunca se verán libres. Cuando dije que danzaba, te seguía posponiendo, hoy sigo danzando pero el posponerte no pertenece ya más a estas páginas que escribo. No te escribo a vos, ni a él, ni al otro, solo escribo para no olvidar al igual que grito para ser escuchado.

Una historia se escribe poco a poco, y palabra a palabra…No pretendo escribir párrafos complicados ni largas explicaciones para oídos sordos a las verdades o incoherencias que algunos dicen que escribo. Hoy lo hago porque quiero que el silencio al que me sometí se quebrante, y deje de tragarme las palabras…

Un hombre se sentó en el centro del escenario esta noche, con la lluvia que caía en la calle, las luces eran bajas y con tonalidades azules, rojas y moradas, el espacio abierto cuando se movía frente a mis ojos y la respiración penetraba cada espacio vacío en la memoria.
Solo sonrío y me dijo que no lo pensara más, la gente no lastima… uno se deja lastimar, que la caricia que busqué siempre la tuve, es tan fácil como perdonar. Las culpas ya no sirven de nada, a menos que uno sienta que haya algo que arreglar, el hombre siguió girando mientras las gotas de lluvia golpeaban el vidrio de mis lentes, el sonido de la noche solo espantaba los símbolos de aquel vals que prometí bailar contigo.

El otro niño se acerco y me tomo por las manos, me dijo, no te dejare caer, mientras dulcemente me hacia bailar sobre su nariz, sus manos no solo se quebraron, sino que también apago una a una las flores que se habían encendido con fuego. Yo le dije que no viera con los ojos, pues ese más bien era su error, que si quería yo le enseñaba a ver con el corazón, desde entonces las cosas cambiaron.

La pequeña ave aun seguía intentando volar, pero la jaula no se lo permitía, aunque deseaba abrir sus alas, extenderlas y sentir el aire correr por ellas, los barrotes le aprisionaban, era su cárcel y su tortura, aquella que decidió tomar cuando dijo las palabras con las que tanto soñaba. Luego lo atacó, la sangre no duro en brotar, pero con el tiempo se dio cuenta que él no era el culpable , yo no era él quien le mantenía el seguro a la jaula, y si no se hubiera concentrado en herir la mano que le alimentaba, se hubiera dado cuenta que el cerrojo estaba abierto.
No soy un reflejo, no soy un amigo, no soy un pasado ni un recuerdo, no soy parte de tu historia, no soy parte de ninguna, no quiero estar donde usted quiere que este y a veces ni siquiera quiero estar del todo, pero es importante decirlo, y no olvidar…

Después de tres días el hombre recibió un te amo, pero creo que no lo acepto dio media vuelta y grito con el alma que ya todo le daba igual, no recordaba el momento en el cual las cosas habían dejado sentirse y ahora todo estaba guardado en un baúl , con una fecha, un nombre, una canción y una frase en la tapa.

Él la dejo ir, no miro hacia atrás pues sabia esa era la solución a las noches sin dormir, solo respiro y se introdujo en la última página que hablaba del silencio.

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Y es que ellos fueron, son y tal vez serán


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