"Viendo lo cual el cura, pidió al escribano le diese por testimonio como Alonso Quijano el Bueno, llamado comúnmente Don Quijote de la Mancha"
¿A donde jugaran los niños, cuando dejen de fumar?... Ha sido la pregunta que se ha estrellado en mi cabeza una y otra, y otra vez estos días, la respuesta no la busco, me gusta aun más la pregunta, una y otra y otra vez. Mientras el tren se atrasa y las gotas de lluvia mojan mi espalda y una señora me pregunta cuando fue la ultima vez que me peiné las cejas...
Si mi vida... Le respondo, el abrigo ya perdió su olor. Ella me mira con ojos exasperados y se corre a un lado, luego el nieto me abraza y me agradece por haberle enseñado a volar cometas con el viento al revés. Yo solo sonrió y me siento en la parte de atrás del vagón.
¿Que tan difícil es para usted no decepcionar a las personas? Eso entro directo en el ojo, es simple tal vez así lo vea, aunque estos días después de cenar, mi estado anímico a tenido gran decadencia...Será tal vez que la silla esta más del lado del mar...
No se burle y no se ría, que luego se atraganta con las imagenes, mejor sientese a escuchar los cuentos, tal vez alguno le haga cambiar de parecer y deje de pedirle a los cerdos que le enseñen a volar.
Deje de coleccionar amistades, que de tantas que ya no tiene tal vez le hagan falta fósforos, y no me diga que no tiene miedo, si lo vi dando vueltas con las manos en la pared de la estación.
Incoherente, así me gusta por que se entiende más de lo que a cualquiera le gustaría.
Dime...¿A donde jugaran los niños cuando dejen de fumar?
Deje de matar a los molinos, entonces...Y no venga llorando por que el yelmo le queda grande, que para mi usted no tiene lugar en este relato.
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